URGE QUE ÉL REINE

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martes, 23 de agosto de 2011

Las reliquias de los santos y su veneración...

El tema de las «RELIQUIAS» constituye un punto de espanto para nuestros hermanos "esperados", o como son más conocidos "hermanos separados". Me gusta más el término "hermanos esperados", porque generalmente es gente que se ha ido de la Iglesia y los estamos esperando de regreso a casa.

Desde la época de los mártires —por cierto todos ellos católicos porque no había nacido otra Iglesia en  aquella época— la Iglesia le ha dado reverencia especial a esos cuerpos que sirvieron en su momento de testimonio de fidelidad a Jesús y su Evangelio, más tarde esta reverencia se le dió también a los cuerpos de los Santos que en su momento fueron ungidos en el Bautismo como morada del Espíritu Santo y que actualmente alaban al Cordero delante del Trono de Dios.

Las catacumbas, en aquellos tiempos, eran cementerios bajo tierra en donde eran enterrados los cristianos. En ese lugar se sentían más protegidos para celebrar la Eucaristía y también allí guardaban, celosamente, para la veneración de los fieles las reliquias de aquellos que habían sido martirizados.  Asi es como fueron surgiendo las "Reliquias" que existen en algunas de nuestras Iglesias y que a las que muchos fieles atribuyen sanaciones milagrosas, lo mismo que la veneración a objetos que tocaron el cuerpo de los santos o han sido tocados a sus restos mortales.

La palabra reliquia viene de la palabra «restos»; la reliquia de un santo o beato son los restos del cuerpo o de una vestimenta de quien fuera un “Santo”, es decir, alguien que vivió en serio el Evangelio y se jugó la vida de manera heroica, por el Señor.

Nuestros hermanos protestantes «esperados» se asustan con esto, quizá olvidándose de que aún en la traducción de la Biblia, como la Reina Valera tan utilizada por ellos, se encuentra el pasaje de II Reyes 13, 21, que dice así:

“Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Elíseo; y cuando llego a tocar el muerto los huesos de Elíseo revivió y se levanto por sus pies”

Pues bien, ¿qué les parece? es Elíseo, ese personaje tan conocido del Antiguo Testamento quien nos sirve para autenticar las reliquias de los santos. Habrá entonces qué preguntarnos si se podrá acusar a un profeta con el espíritu del Profeta Elias de idólatra.

La Biblia nos dice que los huesos de Elíseo no solo sanaron, sino revivieron a un muerto. Este es, a grandes razgos, el antecedente y la justificación Bíblica de las reliquias que tenemos de los santos, que si bien los huesos de Elíseo no estaban expuestos a la veneración, nadie puede, después de haber leído el pasaje, puede negar que tenían la virtud de sanar.